Hoy en día, las
afecciones de la piel representan el grupo de enfermedades profesionales
más frecuente entre la población trabajadora, después de las de tipo
osteomuscular. El hecho de que exista un gran número de agentes capaces
de producir enfermedades dermatológicas (los productos químicos, la exposición
al frío o al calor, la fricción continua con herramientas, el contacto
con hongos, virus o bacterias, etc.) extiende el problema a diversidad
de actividades
y de puestos de trabajo: personal sanitario, de la limpieza,
peluquerías, laboratorios, talleres mecánicos, carpinterías,
horticultores, etc. Hay que
tener una especial consideración a los productos químicos, puesto que
el contacto con ellos es el factor de riesgo más habitual. A
continuación, presentamos
una serie de medidas preventivas generales que pueden ayudar a prevenir
enfermedades dermatológicas y cuidar la piel.
Medidas Preventivas
-
Facilitar
información comprensible y exacta sobre las sustancias y los materiales
que se usan en el trabajo, así como los riesgos que comportan. Del
mismo modo, hay que explicar las precauciones que se deben adoptar para
evitar estos riesgos, cómo actuar en el caso de contacto de la piel con
sustancias agresivas y las medidas básicas de higiene personal
(programas de protección cutánea).
-
Implantar
sistemas para que los contenidos de los programas de protección cutánea
sean asumidos por los trabajadores. Un medio eficaz para que esta
información específica llegue a todo el personal es disponer carteles en
los vestuarios y las áreas sanitarias.
-
Cuidar
la higiene personal. En muchas actividades es recomendable la ducha
diaria en la empresa después de la jornada laboral, así como la limpieza
periódica de las manos y de las zonas de la piel expuestas a factores
agresivos. Estas medidas reducen el tiempo de contacto con el producto o
material contaminante y evitan su transporte a otros entornos:
domicilio, medios de transporte (coche, autocar,etc.) o centros
sociales.
-
Disponer
de locales de aseo. La medida anterior requiere la existencia de
instalaciones sanitarias con duchas y lavamanos donde la zona sucia esté
separada de la zona limpia. El lavamanos es aconsejable que esté dotado
de sistemas de abertura que no sean manuales (accionados con el pie,
células fotoeléctricas, etc.) para evitar la transmisión de
contaminación.
-
Implantar,
de forma prioritaria,medidas colectivas de prevención que sean lo más
asequibles a cada tipo de trabajo: sustitución de sustancias nocivas,
instalación de sistemas de ventilación y extracción localizada,
instalaciones sanitarias adecuadas y automatización de procesos de
trabajo.
-
Usar
las protecciones personales cuando las medidas colectivas no se puedan
aplicar o no garanticen el cuidado suficiente de la piel. Existen
prendas de protección cutánea (guantes, botas, sombreros, mandiles,
caretas, etc.) y productos protectores específicos (cremas o pomadas).
Éstas no constituyen una «barrera» de seguridad total, pero son útiles
para facilitar la limpieza, proteger de las radiaciones
ultravioleta (rayos UV) y para los usuarios de guantes y botas
impermeables.
-
Aplicar
la crema protectora sobre la piel limpia antes de iniciar cada trabajo y
después de cada descanso, especialmente en la zona de entre los dedos y
en la base de las uñas. Sin embargo, estos productos no deben ponerse
nunca sobre pieles que sufran algún tipo de alteración, ni debajo de
guantes de látex, ya que pueden agravar o favorecer el problema
dermatológico.
-
Escoger
el tipo de limpiador según la suciedad. Por lo general, el agua y el
jabón son suficientes, pero de no ser así se tendrá en cuenta
lo siguiente. Poca suciedad: un limpiador de pH neutro, sin disolventes
y menos de un 10% de tensioactivos; suciedad media y tenaz:
detergente de pH ligeramente alcalino, sin disolvente para las grasas, y
con menos de un 30% de disolvente para colas y pinturas.
-
Evitar
los productos abrasivos para limpiar la piel como son: el serrín, la
arena o el jabón en polvo, así como las pastillas de jabón porque en
ellas se queda adherida la suciedad. Es mejor utilizar
limpiadores líquidos que sean biodegradables.
-
Limpiar
correctamente la piel.Usar sólo el jabón necesario, frotando a fondo,
primero sin agua y luego con poca. Al finalizar, la suciedad y el jabón
se enjuagarán totalmente con abundante agua.
-
Evitar
los secadores de aire caliente, así como las toallas de papel de baja
calidad, puesto que resecan la piel. La mejor opción son
los dispensadores automáticos de toallas de tejido.
-
Tener
precaución con el uso indiscriminado de los guantes de látex, en
especial el personal sanitario, de la limpieza, de laboratorios y
peluquerías, puesto que una exposición prolongada a este material, como
reacciones alérgicas al mismo, pueden ocasionar enfermedades en la piel.
-
Es
conveniente usar los guantes de látex sólo cuando sea necesario y
de forma alternativa con otros de distinto material (limitar la
exposición)
Facilitar
información comprensible y exacta sobre las sustancias y los materiales
que se usan en el trabajo, así como los riesgos que comportan. Del
mismo modo, hay que explicar las precauciones que se deben adoptar para
evitar estos riesgos, cómo actuar en el caso de contacto de la piel con
sustancias agresivas y las medidas básicas de higiene personal
(programas de protección cutánea).
Implantar
sistemas para que los contenidos de los programas de protección cutánea
sean asumidos por los trabajadores. Un medio eficaz para que esta
información específica llegue a todo el personal es disponer carteles en
los vestuarios y las áreas sanitarias.
Cuidar
la higiene personal. En muchas actividades es recomendable la ducha
diaria en la empresa después de la jornada laboral, así como la limpieza
periódica de las manos y de las zonas de la piel expuestas a factores
agresivos. Estas medidas reducen el tiempo de contacto con el producto o
material contaminante y evitan su transporte a otros entornos:
domicilio, medios de transporte (coche, autocar,etc.) o centros
sociales.
Disponer
de locales de aseo. La medida anterior requiere la existencia de
instalaciones sanitarias con duchas y lavamanos donde la zona sucia esté
separada de la zona limpia. El lavamanos es aconsejable que esté dotado
de sistemas de abertura que no sean manuales (accionados con el pie,
células fotoeléctricas, etc.) para evitar la transmisión de
contaminación.
Implantar,
de forma prioritaria,medidas colectivas de prevención que sean lo más
asequibles a cada tipo de trabajo: sustitución de sustancias nocivas,
instalación de sistemas de ventilación y extracción localizada,
instalaciones sanitarias adecuadas y automatización de procesos de
trabajo.
Usar
las protecciones personales cuando las medidas colectivas no se puedan
aplicar o no garanticen el cuidado suficiente de la piel. Existen
prendas de protección cutánea (guantes, botas, sombreros, mandiles,
caretas, etc.) y productos protectores específicos (cremas o pomadas).
Éstas no constituyen una «barrera» de seguridad total, pero son útiles
para facilitar la limpieza, proteger de las radiaciones
ultravioleta (rayos UV) y para los usuarios de guantes y botas
impermeables.
Aplicar
la crema protectora sobre la piel limpia antes de iniciar cada trabajo y
después de cada descanso, especialmente en la zona de entre los dedos y
en la base de las uñas. Sin embargo, estos productos no deben ponerse
nunca sobre pieles que sufran algún tipo de alteración, ni debajo de
guantes de látex, ya que pueden agravar o favorecer el problema
dermatológico.
Escoger
el tipo de limpiador según la suciedad. Por lo general, el agua y el
jabón son suficientes, pero de no ser así se tendrá en cuenta
lo siguiente. Poca suciedad: un limpiador de pH neutro, sin disolventes
y menos de un 10% de tensioactivos; suciedad media y tenaz:
detergente de pH ligeramente alcalino, sin disolvente para las grasas, y
con menos de un 30% de disolvente para colas y pinturas.
Evitar
los productos abrasivos para limpiar la piel como son: el serrín, la
arena o el jabón en polvo, así como las pastillas de jabón porque en
ellas se queda adherida la suciedad. Es mejor utilizar
limpiadores líquidos que sean biodegradables.
Limpiar
correctamente la piel.Usar sólo el jabón necesario, frotando a fondo,
primero sin agua y luego con poca. Al finalizar, la suciedad y el jabón
se enjuagarán totalmente con abundante agua.
Evitar
los secadores de aire caliente, así como las toallas de papel de baja
calidad, puesto que resecan la piel. La mejor opción son
los dispensadores automáticos de toallas de tejido.
Tener
precaución con el uso indiscriminado de los guantes de látex, en
especial el personal sanitario, de la limpieza, de laboratorios y
peluquerías, puesto que una exposición prolongada a este material, como
reacciones alérgicas al mismo, pueden ocasionar enfermedades en la piel.
Es
conveniente usar los guantes de látex sólo cuando sea necesario y
de forma alternativa con otros de distinto material (limitar la
exposición)
Factores que influyen en la absorción de sustancia químicas en la piel
• Las sustancias con propiedades simultáneamente hidro y liposolubles son las que más fácilmente atraviesan la barrera cutánea.
• Muchos
detergentes y disolventes son capaces de alterar la piel provocando un
aumento de su permeabilidad a las sustancias químicas.
• Los ácidos y
las bases pueden dar lugar a una desnaturalización y destrucción de los
componentes de la piel provocando un aumento de la absorción por esta
vía.
• El área de
contacto con la piel, la duración del contacto de la sustancia con la
piel y la concentración de la sustancia influyen sobre la cantidad
absorbida.
• Si aumenta la temperatura o la humedad ambiental, aumenta también la absorción de las sustancias por la piel.
• La posibilidad
de absorción de las sustancias químicas por la piel aumenta si la piel
no está bien hidratada, si aumenta su temperatura o si existen
enfermedades de la piel. Las sustancias químicas se absorben de mayor
a menor grado en: escroto, frente, cuero cabelludo, abdomen, parte
anterior del hombro, espalda, cara anterior del antebrazo, palma de las
manos y planta de los pies.